[space_20]María Josefina Yances conocía a la vida misma. Sus olores, sabores, colores y texturas. Conocía también, y al dedillo, todo lo que la gastronomía del Norte de Colombia podía dar de sí y se aprovechaba de ello. Conocía a sus amigos, y a los que como yo deliraban por la magia de su cocina. Su comida es como lo era su conversación, cálida, sabrosa y con un toque explosivo e inolvidable. Pepina, como le gustaba que le llamaran, era todos y cada uno de los sabores del caribe. Era Ají dulce, berenjena, cebollín, limón, comino, pimienta de olor y muchas cosas más… Y somos afortunados de que su infinito talento haya quedado inmortalizado en muchos escritos y en su restaurante, La Cocina de Pepina, nuestro Secreto Mejor Guardado de hoy, escapando ya de la larga lista de recomendaciones en Bogotá.[space_20] [space_20]Este pequeño local, es un gigante en el panorama gastronómico…

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[space_20]El Ajiaco para aquellos de nosotros que crecimos en Colombia es sinónimo de casa, de mamá o de abuela, de niñez. Es una deliciosa preparación (me niego a llamarle simplemente sopa) a base de cebolla larga, ajo, mazorca, pollo y tres diferentes tipos de papa. Acompañado de arroz blanco y aguacate es una de las comidas más típicas de Bogotá y sus alrededores, sobre todo por el hecho de que se sirve hirviendo y por estos lares el frío es considerable, una mezcla perfecta de sabor y conveniencia.[space_20] [space_20]Considerando que el mejor ajiaco que he probado en mi vida es el que prepara mi madre, lo tomo como ejemplo y vara para medir la calidad de todos los ajiacos que pruebo. Teniendo esto en cuenta, La Antigua Santafé, un pequeño restaurante que queda oculto en la órbita del ultra famoso y antiquísimo La Puerta Falsa, tiene el honor de llevarse…

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[space_20]A finales del siglo XIX y principios del siglo XX a Colombia llegaron oleadas de inmigrantes sirios y libaneses que trajeron consigo su cultura y gastronomía. Tal fue la inmersión de esta cultural en el norte de Colombia que la “comida árabe”, como es llamada por estos lares, es considerada por muchos parte de la gastronomía tradicional del lugar. Tengo la fortuna de tener una tía de origen libanés que cocina espectacularmente, así que crecí comiendo Tabbuleh, tahineh y quibbes fritos. Por lo que tengo una fijación con este tipo de comida, por lo que Zatar fue todo un descubrimiento. Zatar es un restaurante muy bien localizado en la zona G de Chapinero alto (mismo barrio donde se esconde La Paletteria), lejos del lujo y pretensión de muchos restaurantes del sector, sus dueños recuperaron un pequeño garaje y lo convirtieron en un agradable y acogedor espacio que incluso tiene una…

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