[space_40] A veces queremos decir todo sobre algo o alguien que hemos conocido; algo o alguien que nos gusta demasiado, que se ha quedado grabado en nuestra cabeza y no podemos, por más que intentemos, librarnos de ello. La Alhambra es ese algo que a mi se me quedó pegado a los pensamientos; lo quiero decir todo, pero al mismo tiempo me quiero quedar con ese recuerdo guardado para siempre, como para no gastarlo. Para evitar por sobre todas las cosas olvidarme de ella. Tal vez por eso me ha costado tanto trabajo escribir este post. Es famosa la leyenda de la Puerta de la Justicia, que nos advierte que el día que caiga la Alhambra se acabará el mundo. Sí, es una historia un tanto funesta, pero estoy segura que aquel que la haya inventado o escrito o cantado era otro gran enamorado de este lugar, porque es tan…

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[space_80] El otoño ilumina Granada con una luz tenue pero reveladora, y expone con todo lujo de detalles la miríada de tonos ocres, rojos y amarillos que aparecen por doquier. Colores que a sazón encumbran a La Alhambra, la joya de la corona de Granada, en sus alturas y resaltan su belleza poderosa y magnífica. Llegamos al medio día, pero nos dió la impresión de que acaba de amanecer o que estuviera a punto de atardecer, como si Granada estuviera atrapada siempre en los mejores momentos del día, cuando el mundo apenas despierta a su belleza o el sol apenas se quiere ir para no dejar de verla. Espero que perdonen tanta floritura, pero entre La Alhambra y Granada tengo la sensación de estar metida dentro de una nube rosa mientras Stendhal toca el violín. Cursi, lo sé, pero inevitable cuando se trata de la patria de Boabdil. [space_20] [space_20]…

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