[space_20]Llegué a Tavira por la recomendación de una amiga que había recorrido Portugal de norte a sur, como hice yo en 2015 gracias a los pases globales de Comboios de Portugal. Me había dicho de él que era bonito, pintoresco, que merecía la pena verlo… Pero me llevé una agradable sorpresa al comprobar que era algo más que eso. Un pueblo vivo, con mucha energía y una alternativa ideal cuando el resto del Algarve se llena.
Dormir en el bullicio de Tavira
La primera fue el propio albergue juvenil, dentro de la red Pousadas de Juventude, donde Joana, la amabilísima recepcionista, me dio las indicaciones básicas para arrancar. La ubicación es muy céntrica y está a un paso de todo el tranquilo bullicio de la noche, pero lo lejos suficiente como para que la calle no esté llena de ruido (traducido a minutos: a tres minutos de la plaza central). Llegar a las 10 de la noche a Tavira, pese a su tamaño, no es un problema. El supermercado al lado de la estación cierra a esa hora. Además, cerca del hostal hay dos locales de comida para llevar (de la portuguesa de verdad, y no comida rápida). Yo me decanté por el Tacho por mera proximidad, y sus precios me convencieron… Luego lo hizo el sabor (insisto, es difícil que un restaurante portugués te decepcione). Pero según me contaron, la competencia un poco más cerca de la estación de tren, no tiene nada que envidiar.[space_20]

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[space_20]La Pousada de Juventude, uno de los alojamientos que incluía en mis hostales favoritos en Portugal, acepta también a familias con niños y está dentro de la red de albergues internacional (YHI). Es por eso que necesitaréis el carnet de alberguista que en España lo emite el REAJ. Sino, os cobrarán un precio un poco superior por noche. También puedes ir acumulando sellos y conseguir el carnet (válido por un año). Lo bueno de las Pousadas de Juventude es que incluyen todas el desayuno: básico pero suficiente para un buen arranque.[space_20]

[space_20]Como os contaba, pensaba que apenas pasaría unas horas por la mañana, lo necesario para lavar la ropa, tomar un café y continuar a algún otro pueblo… Pero después de instalarme en el hostal por la noche, salí a dar una vuelta y descubrí que Tavira es el pueblo que no duerme, con las tiendas más necesarias para el turista abiertas hasta medianoche, así como un mercado de libros de segunda mano y bastantes bares y restaurantes, a ambas orillas del río, que seguían sirviendo comida y bebida hasta bien pasada la medianoche.[space_20]

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La Isla de Tavira
En mi manía de hablar con extraños (y algún día me pasará algo), conocí a una familia portuguesa que me recomendaba ir a la Isla de Tavira a pasar el día. Los barcos salen cada 30 minutos y cuesta apenas 1,90€ el billete de ida y vuelta. Así lo hice al día siguiente y encontré un camping-¿resort? entre genuino y decadente. Era como instalarse un años atrás en la costa mediterránea, pero a la portuguesa, es decir, con precios moderados (sin ser gangas) y con el pescado fresco expuesto (casi como en el Mercado de Bolhão en Porto, donde el pescado se va del pescadero a tu plato). Allí no te faltará nada: fiesta, playa, relax, tumbonas, “servicio a tumbona”, wifi gratis, baños, camping, casas de alquiler, megatoboganes inflables, actividades acuáticas… Y si sigues caminando a lo largo de la isla, puedes regresar cruzando en Santa Luzia, un pequeño pueblo que está ganando en popularidad y donde un par de restaurantes deleitarán a los mejores fans de la gastronomía portuguesa.[space_20]

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[space_20]Esta isla tiene todo el mood que necesitas para un agradable día de playa, si bien es cierto que no es una playa impresionante que vaya a marcar los recuerdos de tus viajes. Más bien una parada agradable con todos los servicios a mano para ponértelo fácil.
De sobremesa en Tavira
De vuelta a Tavira, y para los que sean tan golosos como yo (que necesito dos desayunos y una merienda casi por obligación), no dejéis de visitar A Tavirense, una pastelería con una buena selección de repostería local, regional y portuguesa en general. Además, como casi todos los locales de Tavira, tienes wifi gratis para poder seguir planeando el viaje. El mismo dueño tiene otro local en la plaza central, en el que encuentras solamente a turistas ansiosos de la mejor terraza. En A Tavirense te sentarás rodeado de conversaciones en torno a la política portuguesa, los incendios que cada verano arrasan su patrimonio natural o tal vez el eterno debate de si Benfica o Sporting. Pura autenticidad lusa.
Me dejé recomendar y probé el típico pastel algarvio de Alfarroba. Estaba muy bueno y era nuevo en mi lista de postres. Para acompañar, como casi siempre, un Galão (un expreso con leche y espuma de leche servido en vaso).[space_20]

[space_20]Tavira, el pueblo que no duerme, era en realidad el primero de los destinos dentro de mi Intra Rail (que no InterRail) que recorre Portugal de sur a norte. La verdad es que fue todo un acierto, sobre todo sabiendo que dormir allí fue producto de la espontaneidad, empujado porque el hostal en Lagos (supuesta joya algarvia) estaba ya agotado durante dos semanas.[space_20]
Por supuesto que Tavira es una maravilla del Algarve. La estación no está mal ubicada y curiosamente en el Lidl tienen una cafetería muy barata. Se come muy bien y a precio asequible. No obstante, la última vez me salió a la mitad de precio pernoctar en la provincia de Huelva…
Muy buena idea. La pena es que el tren no cruza la frontera. Si la gente viaja con el pase de trenes de Comboios de Portugal, salir de Portugal les supone un sobreprecio. La Pousada de Juventude es bastante económica, solamente hace falta reservar con algo de antelación y te aseguras una habitación privada.