Regreso de unas torpes vacaciones de verano

Regreso de unas torpes vacaciones de verano

Llevo un mes sin escribir demasiado. Con el blog sin nuevos artículos y las redes sociales de vacaciones. Y sí, es que estaba de vacaciones. O al menos intentaba estarlo. El resultado de este julio y agosto han sido unas torpes vacaciones de verano. Lo han sido porque he dejado de cumplir algunas de mis reglas básicas para disfrutar del tiempo que paso fuera de Barcelona.

Si bien los días en Berlín con mi amigos de mis años sabáticos en la capital alemana fueron una auténtica bocanada de aire fresco, no lo fue tanto Croacia y el salto a mi adorada Grecia de este año. Lo fue en parte por un revoltijo interno con el turismo, y por cuestiones meramente técnicas. Necesito desahogarme con lo que han sido mis vacaciones de verano para poder pasar página en centrarme en los sinceros consejos viajeros que realmente quiero compartir con vosotros.

No me he querido complicar la vida

Cada verano (y Navidades) tengo la posibilidad de organizar un buen viaje que dure entre 2 y 4 semanas. Mis vacaciones se concentraban, casi todas, en las 2 últimas semanas de julio. Es un momento complicado para viajar por Europa, pues todo el mundo deja su casa. Desde hace tiempo tenía la espina de los Balcanes clavada, esa península inexplorada desde hace años y ya casi rodeada en su totalidad en mi mapa viajero. Pensé en subirlo en cuanto a prioridades para el verano.

La quiebra de AirBerlin, ya lo he dicho en más de un sitio, abrió el mercado croata a nuevos operadores que siguen luchando por quedarse el pastel desde Alemania. Así, acabé reservando dos semanas a lo largo de la costa croata, pensando en un recorrido a lo largo de aguas cristalinas que a tanta gente le encantaba. Todo el mundo venía enamorado y yo no iba a ser menos. Aquí pequé de querer viajar a donde quieren viajar todos cuando quieren viajar todos.

El resultado han sido dos semanas rodeado de centenares de personas allá a donde iba. Incluso eligiendo una isla aburrida donde hacer una parada me vi rodeado por la misma masa. Y el problema no es la masa, sino la ridícula actitud de gran parte de ella. Empujones, malas caras, groserías e invasiones del espacio propio. Y con ello, el hartazgo de los comerciantes que ya no te tratan como su huésped, sino como un número más con el que completar su estadística.

Hice callar a mi espontaneidad

No es la primera vez que cambio mi plan y sigo un instinto que me dice que me estoy perdiendo algo más enriquecedor. En el sur de Francia, en un fin de semana en el que solo iba a conocer Agde y Béziers, decidí dar un giro imprevisto y acabar durmiendo en Sète: fue lo mejor del viaje.

En Croacia, tras 9 días de viaje por Croacia, llegué a Split donde, creo, arrojé la toalla con el destino. Lo normal hubiese sido aceptar el reto espontáneo y continuar la península balcánica por el interior, tras haber comprobado que la tónica croata no iba a cambiar. Sin embargo, solo quedaba Dubrovnik, la joya de la corona y protagonista del viaje por Croacia para mucha gente. Decidí no cambiar el plan y continuar el viaje como marcaba la hoja de ruta. El resultado, era de prever: todavía más turistas (e incluso peor, con una ciudad donde ¡los cruceros se quedan a dormir!).

Si no hay cambios, el año que viene los cruceros estarán más limitados en la joya del Adriático. De todas formas, uno es suficiente para llenar sus calles. Si bien hay un mundo de perfiles de cruceristas, en Croacia parecía aglomerarse el más revoltoso e invasivo.

Por suerte, la ruta no espontánea incluía dos escapadas a Montenegro y Bosnia y Herzegovina. Estaban igual de llenos que Croacia, pero sin la grosería, las prisas y los empujones del resto de viajeros. Además, la hospitalidad regresaba a los hostales, bares, restaurantes. Me han quedado muchas ganas de descubrir el interior de esos países, así que ya algo en positivo que sacamos.

La auto-conexión

Siempre que doy consejos a la gente para escoger los vuelos, les comento que no conecten vuelos por su cuenta. Es decir, si no puedes volar directo, lo mejor es comprar vuelos conectados (con aerolíneas tradicionales o con las de bajo coste que ya aceptan ese compromiso con sus pasajeros).

Me hice el valiente y reservé escalas de varias horas, con noche de por medio, en Berlín (sin conexiones aseguradas). Lo hice con Laudamotion y Ryanair (que son la misma cosa, sobre todo porque Ryanair le opera unos cuantos vuelos a la primera). Lo hice basado en un impecable historial de vuelos con Ryanair en 14 años (nunca había tenido más de 60 minutos de retraso con ellos). Mi sorpresa llega cuando, unos días después de reservar todo mi verano en vuelos de la aerolínea irlandesa, se comienzan a convocar huelgas por toda Europa. No solo eso, en el mes de mayo veo como me cancelan un vuelo en caliente mientras voy de camino al aeropuerto.

Vamos, que se preparaba una tormenta perfecta de verano. Mis dos grandes viajes, 2 semanas a Croacia y y 1 semana a Corfú, dependían de noches en Berlín de conexión con Ryanair operándolo todo. De la primera me libré y había 1 semana de margen. En la segunda acabé viendo mi vuelo a Berlín cancelado por la huelga y mi cartera de reservas con dos vuelos a Corfú desde Berlín. Esto es una historia más larga de como depende con quien hables para que se te apliquen unas condiciones u otras.

No soy speedy López

El viaje a Corfú iba a ser de 8 días. Pretendía incluso incluir una escapada en ferry a Albania (está a treinta minutos). Sin embargo, acabaron siendo 5 días en esa preciosa isla. Mi sintonía con las islas griegas es lenta, pues me gusta ir saboreándolas poco a poco (algo que aprendí de visitar 3 islas en 10 días hace un año). Si bien Corfú se puede visitar en 3 días con coche propio, yo quería prescindir de él (siempre me parece excesivo usar un coche para una sola persona). Además, quería hacerlo dentro del relax que significa visitar los paraísos griegos.

Calcular una escala corta en Berlín y luego querer abarcar demasiado, acabó como resultado en un viaje acelerado, poco descansado y que no me había dejado desconectar de mis preocupaciones y conectar con lo más local.

Unas vacaciones de verano, abrumado

El gran resumen de este verano es el de una sensación abrumadora. Me he sentido atosigado por un turismo obsesionado por el check y la apariencia, alejado del disfrute de a donde nos desplazamos. Para más inri, las vacaciones de verano terminaban en Corfú, donde pasé uno de los días en un pueblo tomado por los británicos. Estaba tomado hasta tal punto que los desayunos son full English breakfast, las tiendas no venden nada que no sea oreo, pringels o milka, y el siguiente negocio más abundante por detrás de los clubs y pubs son los centros médicos (con asistencia de cirugía incluida).

He sentido que las personas han perdido el respeto a los destinos que escogen. Que todo se trata de un postureo constante y que el daño que dejamos a nuestro paso, da más bien igual. Y esto me afecta especialmente porque me encanta no solo viajar, sino también animaros a todos a seguir descubriendo el mundo. Me niego a formar parte de esa masa destructiva y globalizadora que elimina el carácter de cada lugar, y este verano me he visto caminando, cual oveja en un rebaño.

Si algo he reflexionado este verano (y los días que han venido después), es que quiero recuperar lo genuino de mis escapadas y viajes. Para ello, volver a salirme del mapa y ruta marcada e intentar no apurar al máximo escalas e itinerarios. Darme el tiempo a entender el contexto.

2 comentarios

David tuve el placer de recibir una postal tuya desde Croacia y aprovecho una vez más de felicitarte por el post lleno de sinceridad. Esperemos que los próximos viajes sean mejores. Honestamente tengo mucha curiosidad de las islas griegas y Croacia, aunque de éste último destino la mayoria de mis amigos ya han ido (pero si el tuyo fue un viaje lleno de turistas, el suyo fue directamente rebaño desde BCN).

A por el próximo viaje!
A.

¡Hola Ani!
¡Muchas gracias por tus palabras! (y por participar en las #PostalesViajeras!)
Seguro que de Grecia comenzaré a escribir pronto. Más recuerdo mis tres viajes al país helénico, más ganas de escribir tiempo. Solo necesito un poco de tiempo y comenzarás a verlos por aquí. 🙂
¡Ah! Una pena ver que las sensaciones de tus amigos sobre un país tan bonito como Croacia son igual de decepcionantes. :/
Pronto no quedarán rincones tranquilos.

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